Un trasero indefenso en tanga que se asoma a través de un maxi vestido ajustado... Aina, la vecina que conocí cuando me mudé, es una cariñosa mujer casada que despierta mi deseo sexual con una seducción inconsciente. Ella me invita a cenar mientras vivo una vida ronin poco saludable, pero no puedo controlar mi racionalidad y ataque. Una vez que se tiene una relación física con alguien, es común que la busque dos o tres veces…