Su hermana mayor, Yuuka, desprende aire de buena mujer desde el momento en que la ve. Yuuka dijo que le gustaba mi apariencia y tan pronto como le quité los ojos de encima, empezó a seducirme. Mientras me miro con los ojos abiertos, empujo mi larga lengua y vierto mucha saliva en mi cuerpo. La lengua húmeda de Yuuka es como un ser vivo, entrelazándose con ella, arrastrándola hacia adentro, tragándose su cuerpo y alma.