Un año después de empezar a ir a un gimnasio cercano, tuve un encuentro fatídico. Piel blanca y fina, pechos grandes y hermosos que vale la pena masajear, cintura ajustada, nalgas hermosas y piernas largas. En una palabra, un cuerpo perfecto. Mirándola con los ojos húmedos, la besa una y otra vez y, mientras masajea sus hermosos y grandes pechos, empuja con fuerza su vagina. Me estoy acabando