Todos los días, observaba en silencio a la niña que bajaba la colina en bicicleta de camino a la escuela y de regreso. Era como un ángel. Ella no es culpable. En todo caso, fue porque era demasiado hermosa. La levanté con tanto cuidado como si estuviera puliendo una piedra preciosa. Por favor no me odies. Tu culo es mi único santuario. El santuario es donde tiene sentido cometer crímenes.