Manami, a quien le preocupa que los esfuerzos de embarazo de ella y su esposo no vayan bien, visita a un médico. Luego, el médico sugirió que Manami donara esperma y le dijo: Si usas mi esperma de alta calidad, definitivamente podrás quedar embarazada. Sin embargo, el tratamiento consistió en lamerle la cara y eyacular un semen más espeso de lo habitual directamente en la vagina de la mujer casada para satisfacer su propio gusto.