Sayuri decide casarse con Tomohiro, quien tiene un hijo divorciado. Su única preocupación es si podrá llevarse bien con su hijastro Natsuya, a quien nunca ha conocido. Tomohiro sonríe y dice que no hay nada de qué preocuparse ya que ya dio su consentimiento para volver a casarse, y Sayuri se dirige a la reunión a pesar de que está nerviosa.